lunes, diciembre 12, 2005

Festival Nacional de la Canción Infantil Alí Primera

La verdad me siento como un loco que anda por algunos rincones de Caracas pregonándole a los amigos (que me ven con el mismo compadecimiento con el que se ve al loco) sobre la necesidad de que Farruco, entre los quincenales festivales variopintos que monta, coño, que fabrique uno que haga honores a ese ciudadano llamado Alí Primera.

Hace pocos meses lo dijo el vicepresidente José Vicente Rangel: "Alí Primera define la calidad del proceso revolucionario".

Es verdad.


Pero si tan verdad es, también es verdad que Alí Primera (por lo que yo alcanzo a teorizar) es una acentuada referencia musical y política para la generación de los 80, y digamos que también gasta los 90. ¿Pero qué con los niños de la presente generación y las venideras?

¿Quién les inocula el germen de las canciones de Alí? ¿Debe hacerlo la Revolución Bolivariana? Para que la voz de Alí Primera trascienda en lo infinito del tiempo habrá que esperanzarse de que el niño tenga unos padres revolucionarios.

Por eso la Revolución Bolivariana tiene el deber sagrado de resguardar por siempre a Alí Primera. Y a mí se me ocurre que ya va siendo hora que se haga en las escuelas. No en vano, de cada tres palabras de las canciones de Alí una era "Pueblo" y la otra "Revolución". La otra se la reparten entre Simón Bolívar y una metafórica (a veces no tanto) mentada de madre.


Farruco tiene la palabra, Aristóbulo seguro las acciones.

viernes, diciembre 09, 2005

Elogio de la tristeza

Busco y busco y no logro determinar a qué autor es que supongo yo pertenece la frase que he puesto de titular hoy. Pero si fuera que no pertenece a nadie, y que seguramente ha estado rondando en mi mente mucho tiempo sin que hasta ahora hubiera podido exorcizarla, pues bien, me celebro la ocurrencia.


Evoco el tema de la tristeza porque no hay mejor pincel para autoretratarme en estos momentos. Atravieso, como diría un narrador tropical, fuertes tempestades y, prácticamente, estoy dejando el timón a su antojo.

Desde luego, hace ya mucho tiempo que dejé atrás los pruritos que en un tiempo significaban el reconocerse una persona triste. "Ese muchacho sí es triste", alcanzaba a decir algún vecino malicioso, y acto reflejo trataba uno de colocarse una sonrisa de comercial de pasta dental para quitarse el bendito estigma de encima.

De hecho, pasado el tiempo y habiéndome hecho yo firme en la asunción de la tristeza como forma de vida, creo que logré cambiar algunas visiones de vida. Por ejemplo, el de una novia errática (valga el pleonasmo) a la que una noche aplasté como una cucaracha cuando me preguntó que por qué estaba triste.

Porque me gustaba, le dije, y vayan ustedes a suponer el desconcierto de la nena. Entonces saqué mis discursito según el cual la tristeza es el mejor de los estados de ánimos porque te mantiene sublimado y raptado. Que la tristeza, sin ir muy lejos, era una muy genuina manera de estar contentísimo. Al coño las convenciones.

Aquella mujer se desorbitó quietamente. Pero me compró la idea y cuando al cabo de muchísimo tiempo logro verla (cada vez más difícil, porque instaló nido de amor en México), me dice: "Gracias por la tristeza". Estoy triunfando, me digo cuando en ello pienso, porque mira que inocularle tristeza a una mujer es una misión extremo difícil (la mujer suele resolverlo todo con un gesto alegre).

Y qué decir de la cerrada influencia de Sabina en cuantiosas vidas. Sabina es una tristeza completica que camina sobre dos paticas. Tiene una frase elocuentemente criminal: "Perdonen la tristeza".

viernes, diciembre 02, 2005

Lisboa y Oporto

Ahora que en estos últimos días he vuelto a ponerme obcecadamente reflexivo en torno a mi vida (más de un año sin entrar en esos pantanos horrorosos), la nostalgía ha empezado a matarme lentamente como un cáncer, lo que me ha llevado a tomar el ciego atajo de desempolvar lecturas pendientes (lo que a veces amplifica la nostalgia, pero no importa).

Así topé en la habilitada biblioteca de mi casucha con una novela que tenía pendiente hace años, cuando le oí decir a un profesor de la UCV (del que pasados los años ya no me fío tanto) que la novela "El viaje", de Sergio Pitol, sin duda que calificaba entre las obras señeras del paraje latinoamericano. La busqué y hete que al día siguiente la prensa revienta que Pitol ganó el Cervantes. Qué poder de invocación.

Ahí la tengo, a tiro, a mano, para cuando una noche de estas la nostalgía me mantenga vivo el sueño, asirla en penumbras y tomarla. Mientras ese capítulo sucede, evoco constantemente a "El viaje vertical" de Vila-Matas, una pieza verdaderamente deslumbrante.

Si a mí me pusieran boca a abajo y me dijeran que no me soltarán hasta que diga qué novela pondría yo sobre la mesa como obra maestra, con el perdón de mi ignorancia colocaría "El viaje vertical" (exceptúo para cualquier caso "Cien años de soledad").

Entre otros detalles porque me resulta un monumento a la nostalgia y a la originalidad. Leer ese viaje es aprender a amar a Lisboa, a Oporto. Vila-Matas sugestiona un amor sublime y lacerante hacia esas ciudades.

martes, octubre 04, 2005

Noticias desaparecidas

Tengo ya un buen tiempo sin leer en los periódicos acerca de un robo a banco. ¿Será que los ladrones ya no se conforman con lo poco que consiguen en caja? ¿O qué es lo que en realidad está pasando? ¿Será que los desaliñados reporteros de sucesos ya consideran un caliche atroz los atracos a bancos y por eso no los escriben? Qué angustia.

jueves, septiembre 15, 2005

Carne fresca

El Sabina tiene nuevo disco

martes, agosto 23, 2005

Muestrario del mejor periodismo venezolano

Recientemente la Conferencia Episcopal Venezolana le concedió a Roberto Giusti una placa como "periodista del año".

Giusti es opinador de El Universal, y tiene el raro privilegio de que sus opiniones son puestas en las páginas dedicadas a la información del día. Ocasionalmente lanza extensos textos opináticos que son presentados como reportajes, otro privilegio extraño.

Giusti se declara antichavista, y se supone que aún así él espera que la gente le mantenga credibilidad. Pero tiene sus trucos Giusti, o tiene uno: puesto en trance de responder si se reconoce como periodista opositor, sale con su maniqueísmo estelar: Si tengo que escoger entre democracia y Hugo Chávez, pues sí soy parcializado, estoy con la democracia. Entre otras vainas, es una respuesta cobarde, servida para mentes inhábiles, infecundas. Giusti provoca orgasmos en Primero Justicia cuando así responde.

Lo anterior viene a cuenta de una entrevista que este lunes sale en la 1- 8 de El Universal calzada con el nombre de Roberto Giusti y a nombre de Fermín Mármol León, ex director de la vieja Policía Técnica Judicial y autor del libro "Cuatro crímenes, cuatro poderes".


El título de la entrevista dice: "VENEZUELA SE CONVERTIRÁ EN EL PARAÍSO DEL NARCOTRÁFICO".

Se pone el lector a hallar el sustento de tal expresión y es al final cuando aparece algo que parece darle un mínimo soporte al titular. Que sólo parece.

En su última pregunta Giusti indaga así: "¿Se convertirá Venezuela en paraíso del narcotráfico?".

Y Mármol León que responde: "Exacto".

¿Qué tenemos ahí? Giusti pone a su entrevistado a decir lo que él quiere. Estrictamente hablando, el titular empleado por Giusti es una falsedad, puesto que según su propia entrevista Mármol León no llegó a pronunciar que "Venezuela se convertirá en el paraíso del narcotráfico".

El titular de Giusti está entrecomillado, y he allí lo verdaderamente grave (además del irrespesto que ello le supone a Mármol León, de quien no cabe esperar un reclamo al periodista). Este es Giusti, periopolítico que es estereotipo de otros y gloria de la Conferencia Episcopal Venezolana, amén.

domingo, julio 17, 2005

Gualberto Ibarreto está de regreso

Hoy estuvo Gualberto Ibarreto en el evento del Teresa Carreño "Venezuela, cantos de la tierra". Realizó un verdadero performance en apenas dos canciones ("guácara me dan por nombre, mi forma es de caracol" y "ah cuerpo cobarde cómo se menea, yo tengo una pea que Dios me la guarde"). El ex profeso entrelíneas del cantor dejó saber que volvía, que estaba ideológicamente de regreso a casa, con su público de toda la vida.
Habló de sus problemas de alcoholismo y pidió al público que lo quisiera por siempre, y que cuando se portara mal lo regañara, pues él era un derecho adquirido de propiedad del pueblo venezolano.
Citó que él no había guardado correspondencia con el cariño que le tiene el pueblo, y enseguida cundieron los aplaudos en lo que pareció una aceptación del regreso a su casa. Gualberto paraba de cantar a medio vamino y se plantaba frente al público a explicar pasajes del tema y luego, súbitamente, arrancaba acompañado después en los coros por gente como Cecilia Todd y Marina Bravo, de Pomarrosa.
El vozarrón eterno que el licor no ha mellado (todo lo contrario), la correctísima, la emotiva, la espeluznante pronunciación, el claro dominio de la escena, de sí mismo. ¡Carajo, ahora es que queda Gualberto para rato!

El evento, en general, estuvo memorable. Hermosa la escenificación de Serenata Guayanesa con la Pulga y el Piojo. Fenómeno lo de "Caraota, Ñena y Tajá". Crsitóbal Jiménez, María Laya...Bien todos, bien todo. Cero por ciento de desperdicio. Que se repita. Que se repita en las plazas. Un domingo muy diferente, excelente las imágenes de fondo según la ocasión.

jueves, junio 30, 2005

Teodoro Petkoff como problema

Teodoro Petkoff como problema


Teodoro Petkoff ha bautizado recientemente un libro titulado "Dos izquierdas". No lo he leído. Pero podría hacer un certero resumen de lo que allí encontraría: que la izquierda afiliada al chavismo es borbónica porque ni aprende ni olvida, y que hay una diferencia diametral entre la izquierda que representan Chávez y Castro y la que encarnan Lula, Kirchner y Lagos (porque a Petkoff Lagos le es de izquierda). Esto es todo lo que hay en ese libro, no tengo ninguna duda. Lo encuentro obvio porque es lo que ha venido diciendo el novicio editor en los últimos años, con lo cual no hace sino recoger lo que balbucea una reducida intelectualidad acomodada hacia la derecha.
Lo de borbónico porque ni se aprende ni se olvida creo que lo tomó Petkoff de Roberto Hernández Montoya, presidente del Celarg, quien post golpe de Estado y en una comparecencia en el teatro Chacaíto aplicó el fraseo a la cadena de torpezas cometida por la oposición, que parecía no reparar ni aprender de sus fracasos anteriores para seguir cometiendo una torpeza tras otra. Fuerza, pues, Petkoff la frase de la que literalmente se enamoró. Se enamoró porque en cada entrevista que da o programa que hace o editorial que escribe, se acuerda de lo borbónico y lo expresa con el mismo éxtasis de quien acaba de descubrir el agua tibia. Con la frase, a Petkoff le sucede lo que al que escucha una cita célebre que por siempre recordará. Pero la ocurrencia primero es de Hernández Montoya, hasta que llegó a oídos de Petkoff, quien repitiéndola insaciablemente busca patentarla. Anda Teodoro como el loro viejo: repitiendo. Por lo demás, la frase no es ni remotamente aplicable a la izquierda chavista, que vive aprendiendo a gobernar con paradigmas y a olvidar las chapucerías de sus adversarios.
A lo segundo: Cuando Petkoff trata de establecer la rayita entre Chávez y Lula, busca vender la idea según la cual no debe creerse que sea el presidente venezolano precursor de los vientos de cambio que azotan todo el continente y algunas partes del mundo. Es decir, afirma Petkoff que Chávez es consecuencia y no causa. Miente. Miente con la misma facilidad con que mienten los chicos de Primero Justicia y mentían los hoy carcamales de Acción Democrática.
Porque este cuento comenzó en diciembre de 1999. Hasta entonces era inimaginable que alguien en la vida le pegara un grito al gobierno de Estados Unidos o al menos se hubiese resistido a una orden del mismo país. No. Antes que Lula llegó Chávez y comenzó a suplicar la necesidad de hacer un bloque sub continental. Lula llegó en el 2002, tres años después, y se ha unido a Chávez, a diferencia de lo que afirma Petkoff.
Porque si a ver vamos, si la cosa es por Lula, ¿por qué no había llegado a la presidencia las tres veces anteriores que lo había intentado?. Lula llegó tres años después, hay que tener eso claro Teodoro, cuando ya Chávez no sólo se había declarado adversario firme de la oligarquía, sino antiimperialista, que es la fase superior del combate ideológico y que da cuenta de una oligarquía nacional incapaz de rivalizar con Chávez. ¿Qué ha hecho Lula que haga pensar a Petkoff que está liderizando el proceso izquierdista del continente? Nada menos que plegarse a la posición venezolana. Con todo, todavía en Brasil el uno por ciento (1%) de los habitantes de ese gigante amazónico es dueño del cuarenta y seis (46%) de la tierra. Eso no es izquierda. No hay un Instituto Nacional de Tierras en Brasilia. Pero el Partido de los Trabajadores (que no necesariamente Lula) no puede bajarse los pantalones frente a Estados Unidos.
Si dos cosas son Chávez-Castro y Lula-Kichner, ¿por qué Brasil no lideró el combate contra la grosera pretensión de poner a la ONGS a avalar las democracias? Todos los medios y periodistas habilitados en Florida admitían y escribían que la polarización era de Estados Unidos y Venezuela, pero en Venezuela (y Petkoff incluido) se inventaron los mejores sofismas para ocultar esa verdad tan histórica.
Teodoro, bien visto, sí hay dos izquierdas, la que representa Chávez con sus aliados del continente y el mundo, y la que visionas tú en Venezuela junto a un grupito que habiendo militado en partidos y movimientos presuntamente socialistas, jamás lograron reunir un saco de votos. En el fondo lo que te sacude es el resentimiento de no haber sido tú. Y te secundan pretendidas voces intelectuales mediáticas como César Miguel Rondón, quien el 12 de abril te dijo en tu cara que había que echarle una mano a Pedro Carmona Estanga una vez que El Breve ya había pulverizado la democracia venezolana con sus “considerandos”. O como Ibsen Martínez, quien no vive sino haciendo loas de ti, el mismo que el 20 de abril se vomitó contra los mismos medios en los que sigue viviendo acomodado. Ese ha sido el signo recurrente de tu izquierda: la que cohabita cómodamente con la oligarquía y que de vez en cuando le suelta un gritico que le ha sido autorizado. Dicho aquí de paso, te refresco un comentario antológico de César Miguel Rondón: "Yo volveré a ser de izquierda cuando salga Chávez". Ahí te queda esa perla para el sociólogo que pueda haber en ti.
Supongo que Petkoff también dirá en su libro que socialista arrecho es Pompeyo Márquez, a quien en las postrimerías de su vida Petkoff usó para pretender hacer polarizar a Chávez con un izquierdista de pura cepa. Para tal propósito convocaron a Ibsen, quien de lo más inocentón apeló la dramaturgia que bien conoce para decir que como Santos Yorme no ha habido otro en este país, que era un héroe de la lucha contra Pérez Jiménez y dijo a quienes lo leen que si ustedes vieran visto cómo ese hombre escapaba de la peores encerronas policiales y de cómo todos los luchadores sociales de la época lo simbolizaban. Todo para que, en efecto, Pompeyo encabezara toda tribuna de la Coordinadora Democrática para leer y declamar el libreto enviado desde los canales de televisión. Pompeyo fue otra parada tuya. Eso sí, jamás te atreverás a salir al ruedo a decir “Chávez, ahora somos tú y yo”. Deseas, es tu delirio, y así lo has llegado a decir, que la derecha te aclame como su opción. Eso sí que es ser reaccionario.
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¿Cuántos gritos, cuántos fó le hizo el gobierno izquierdista y socialista de Caldera a Estados Unidos? ¿Qué acto de socialista rebeldía cometió su ministro de Planificación contra Estados Unidos? Sólo callaron. Esa es tu izquierda, la que calla y lo otorga todo y lo que no tiene. Teodoro, es la misma izquierda del MAS que fundaste: un movimiento al socialismo que se mueve al ritmo que le ordena la derecha desde la televisión.
Fíjate a lo que has tenido que recurrir: a buscar una izquierda importada para enfrentarla a Chávez. ¿Es que no hay gallo en el patio? Porque en el fondo, en tu libro lo que debe haber es una voz alter ego que nos dice que una cosa diferente y fea es la izquierda de Chávez y Castro, y otra muy distinta y bonita es la de Lula, Kichner y la tuya, porque aspiraciones presidenciales tienes, no lo vas a negar.
Chirac y Zapatero, que son socialistas, son amigos de Chávez. Blair que es socialista enemigo de Chávez y amigo de Bush, es amigo Petkoff, es ilusión de Petkoff. Seguramente en tu libro Blair está presente como modelo de gobierno de izquierda y ejemplo a seguir. Tu libro dirá que Evo Morales no es de izquierda, que Lucio no se sabía pero ahora que ha caído como lo hizo pues sí era izquierdista del ala Chávez Castro. López Obrador déjame ver, espérate un poquito, no vaya a ser que hoy diga que es como Lula y mañana tenga que reclasificarlo si llegara a guiñarle ojos al presidente venezolano.
Dice Tulio Hernández que la zanja trazada por Teodoro diferencia a una izquierda retrógrada y la otra moderna porque negocia, una izquierda de mercado (¿al mejor postor?) . Lo cual hasta cierto debe ser, porque sin Chávez hace un buen rato ya se hubiera negociado el Alca y desde enero pasado los pueblos latinoamericanos lo tuvieran clavado en la espalda. Cierto que a Brasil no le interesa el Alca, pero sin Chávez se habría limitado a negociar unos puntos y allí tendríamos el Alca, propuesta que comenzó a gestarse durante el gobierno de Caldera que ni pío dijo. Lula y Kirchner jamás se han reconocido de izquierda, Teodoro les asigna esa categoría. Teodoro dice que Lagos es socialista. Já.
Si tanto es de izquierda, ¿cómo ha materializado Lula ese perfil? Lo dicho, el 46% de la tierra de Brasil en manos de la oligarquía. Lula comulga, rinde pleitesía al liderazgo continental de Chávez. Dirá Teodoro en su libro que desde Brasilia jamás saldrá un grito hacia Estados Unidos. Pero Estados Unidos sí se lo pega a quien le dé la gana, incluso al gigante Brasil. ¿O es que se va a ignorar que Chávez estuvo como tres años gritando solo en las cumbres de la OEA sin que Brasil ni Argentina ni Paraguay ni Chile dijeran presentes?
Pero hay un hecho crucial que Petkoff ignora. Estoy seguro que lo ignora. En
la cumbre OEA de Fort Laudardale ¡Brasil y Argentina! solicitaron discutir el regreso de Cuba. Como lo dijeron Lula y Kirchner, eso es demostración de amplitud, de democracia (porque Teodoro dice que hay una izquierda democrática y a la otra no la define ni como no democrática ni como antidemocrática, la deja ahí). Pero de haber sido chavista la propuesta, entonces Teodoro gritaría ¡ahí está, yo se los he venido diciendo, Chávez pidiendo el regreso de su amigo Castro!
Teodoro también desconoce al Kichner alzado, el que vocifera contra el FMI, el que dice las vainas tal cual las piensa sin esperar que los asesores (maña derechosa) se las arreglen. ¡Kirchner tiene la impronta chavista para qué negarlo!
Una izquierda democrática, dice Teodoro, una izquierda que instiga y celebra golpes de Estado y otra que hace muchas elecciones y las gana, otra que se somete un referéndum histórico y vapulea. La izquierda de Chávez no es moderna ni negocia, ¿por qué las trasnacionales no se fueron corriendo despavoridas? Visto está entonces que la izquierda chavista se lleva bien con el mercado. Pero a Petkoff solamente le parece retrógrada, ha de ser porque vive imponiendo hito tras hito, como desocupar a Estados Unidos de la Comisión de Derechos Humanos de la OEA para sentarse Venezuela. Los anteojos de Petkoff no ven esto. Teodoro ve a una izquierda que no va al mercado, la misma que vende todas sus propuestas en la Asamblea de la OEA y la misma que hace doblar la cerviz a medio continente diciéndole que no a Derbez y a su mánager.
Ojalá pronto Teodoro salga con un libro cuyo título le proponemos: "Las muchas derechas". Y así hablaría de cada uno de los partidos que hacían vida en la Coordinadora Democrática. No creo que llegue a tanto, Teodoro y sus amigos no ven derechismo en Venezuela. A veces ven a "cierta oposición" sin jamás nombrar a nadie. A Teodoro, por ejemplo, a Tulio, por ejemplo, a Ibsen, por ejemplo, les da frío en las bolas decir que Primero Justicia es una organización del extremo neoconservador. De hecho hay dos derechas: Primero Justicia y el resto. Una que usa colonia y aparece en televisión, la otra que usa pachulí y muy de vez en cuando sale en pantalla.Teodoro y sus acólitos presuntamente intelectuales se dicen de izquierda pero que en televisión les dá pánico decir que son de izquierda.

jueves, junio 09, 2005

Estoy vivo

A pesar de las ausencias

jueves, abril 21, 2005

Todos quieren con Marilyn

Sigo cotidianamente las incidencias de una telenovela que Radio Caracas Televisión pasa en las noches llamada "Todos quieren con Marilyn". Es de factura colombiana, pero la estelarizan dos venezonalos. No me acuerdo de ella, pero el tipo es el mismo del famoso video en el que sale con la actriz catira que le mete los cinco dedos por el culo.
Bueno, la historia es ahì regularzona, divertida por encima del promedio (nunca compararse con "Betty la fea".

Pero hay un personaje que me tiene encantado. Trabaja como fichera y se hace llamar Brigitte. Me gusta no sólo porque es bien bonita y está reqetebuena, sino porque actúa con desenvoltura y gracia, con natarulidad, espontaneidad. En fin, que me las creo todas.
Pero muy en el fondo yo me decía de que alguna otra parte o novela conocía a Brigitte. Al cabo de dos meses lo descubrí: Brigitte es la misma tipa que trabajò en "Pedro el escamoso". Era la hija de la señora puta que tenía dos hijas, una de las cuales mojigatona que estaba sinceramente enamorada de Pedro.
Una vez hecho el descubrimiento, vino la reflexión: Carajo, qué en serio se toman los actores y actrices colombianas su trabajo, mira que sudar piedras para reconocer a una actriz de un trabajo a otro! Lo mismo el homosexual Hugo Lombardi de "Betty la fea": Cómo sospechar que el actor en verdad no era marico en la vida real?

jueves, abril 14, 2005

Machismo femenino

Contó Margareth Cornivel que antier venía apretujada como todo el mundo en el Metro y que iba un tipo aparentemente solo y de pie que aparentemente intentó meterle mano a una mujer que al percatarse de la presunta intención le metió unos pescozones al susodicho que no dijo nada pero sí una mujer que al ladito venía y que se erigió para reclamarle a la otra: "Un momentico que a mi marido sólo le pego yo".

martes, abril 05, 2005

Anécdotas del mejor periodismo

Un amigo echaba en estos días un cuento según el cual un pana suyo, en los primeros años como reportero, fue mandado a las afueras de Caracas a localizar el epicentro de un terromoto que había azotado a la ciudad. Se fue acompañado de un veterano fotógrafo.

Llegaron a la localidad y empezaron a preguntar. Las indicaciones los llevaban a internarse más y más hacia la zona rural, hasta que el reportero gráfico detuvo aquella locura con otra genialidad. Le dijo al periodista que se pusiera delante de su cámara señalando con su dedo hacia el suelo. Foto de primera plana con la siguiente leyenda: "Nuestro periodista Funalo de Tal señala el epicentro del terremoto".

La anécdota me disparó hacia otras, que me concedió el legendario reportero gráfico Pepe Sánchez. En los años cimeros del periodismo de sucesos, la foto de un cadáver caliente valía oro en polvo. Quien primero llegaba a la escena del crimen, se garantizaba sus imágenes y acto seguido entraba en candente proceso de negociación con los familiares de la víctima para que le permitiera esconder el cuerpo del resto de los reporteros. La táctica consistía en meter al muerto en la maletera del carro y regresarlo al final de la tarde, cuando los demás hubiesen desistido de sus pretensiones por agotamiento.
Pero cuando el cadáver ya estaba recogido, entonces la bursatilidad se orientaba hacia las fotografías en vida del asesinado. El que primero llegaba, trataba de alquilar las fotos hasta el día siguiente, cuando ya el tubazo estuviera consumado.

Pero la joya de Pepe Sánchez es esta: el grupo de reporteros y fotógrafos estaba cansado de recibir coñazos informativos del equipo de El Nacional. Por eso, en una ocasión en que se enteraron de la localización de un cadáver en una población enmontañada vecina a Caracas, todos partieron a echar la foto sin avisarle a la gente de El Nacional, que se enteró con una hora de retraso.

La avanzada no consiguió nada y al cabo de una hora desistió. De regreso consiguieron a los representantes de El Nacional, a los que le informaron en coro que ya estaban jodidos, porque ellos habían tomado las fotos y el cuerpo ya había sido retirado del sitio. Buscaban así mofarse de El Nacional y, por si acaso, hacerlo retroceder, no fuera a ser que terminaran encontrando al muerto.

Periodista y fotógrafo de El Nacional, sintiéndose tubeados pero sin confesar ese pavor, dijeron que continuarían de todos modos. Se internaron por la zona boscosa y la búsqueda afanosa por supuesto que no concluyó en nada.
Hasta que la locura raptó la mente del fotógrafo, quien le ordenó al conductor que se echara al suelo, donde lo regó de hojas secas y ramas. Click. Tubazo histórico. Al cabo de 30 años todavía dolía quejode.

lunes, marzo 21, 2005

Componer una canción

Ultimamente no salgo de Vive y Catia TV. Será porque allí viven poniendo videos de Silvio Rodríguez y Alí Primera. Lo que siempre hace venirme el punzante recuerdo devenido en eterna frustración, entre muchas: ¿Será que un día por fin voy a ir a Lara a comprarme la bendita guitarra y hacer mi enseñanaza autodidacta?
¿Será que algún día voy a componer una canción? Vaya. Componer una canción. Vive me tiene jodida la existencia con un temita de Silvio que no sé por qué misteriosa razón siempre me destroza la mínima ilusión de escribir una composición, porque la letra es tan simple pero emotiva que me hace empequeñecer bien de admiración o de impotencia. ¿Cuándo será el día, Dios mío santo, que yo garrapatee una historia musical capaz de estremecer conciencias y corazones al mismo tiempo? A veces la imaginación se despliega cual papagayo y desarrollo una escena en la que aparezco en una taguara abierta, sentado en una sillita y echándolo bolas dos horas con temas sean de Silvio, Alí o de tantos juglares que pueblan el continente. O de Rummy Olivo, o de Reinaldo Armas. Si la asistencia es variopinta, de Shakira, que también es arrecha a la hora de componer.
¿Qué es lo que hay que sentir para componer una canción? A la luz de Silvio Rodríguez, el más puro y desolador tormento. Hay que ser atormentado para ser capaz, para ser vital. Y hay que ser lo suficientemente disciplinado para sentarse a darle breve forma a lo que se siente. Ah, disciplinado.

jueves, febrero 24, 2005

En Nueva York era la protesta

La última vez que vi a Jofre, era una inmensidad de hombre. La penúltima vez habíamos hablado en El Rosal. Le zampábamos a par de bichas de McDonald' s y por entonces planificábamos cómo atracar al discapacitado del callejón La Puñalada que vendía tarjetas telefónicas usadas que por entonces la gente tenía fiebre de coleccionar. Jofre arrebataría el álbum y correría en zancadas hasta la Casanova, en cuya esquina yo recibiría el botín, lo metería en mi bolso de bluyín y caminaría a contrapelo haciendo notar más todavía mi cara de güevón.
La penúltima vez casi paramos huesos en prisión. Ex profeso se había levantado un pure marico en uno de los botiquines de Las Mercedes, a quien luego del latazo de rigor pudo birlarle unos cheques de su chequera.
Nos citamos al día siguiente en Sabana Grande a las 6 y 30 de la mañana. Andaba alterado porque tenía dos cheques que urgíale hacer efectivo apenas el maldito banco abriera su puerta. No quiso contar cómo obtuvo esa aproximación a la firma del pato (supongo que ahorró contar los detalles más íntimos de la noche de anoche), pero había garrapateado algo que él aseguraba va y pasaba por la firma del maricón.
Quería llegar dos horas antes para, en la panadería vecina, detectar a un cajero cagatintas y emburrarlo con una coba. Lo abordó con esa facilidad para caerle bien a la gente y casi que pasaron juntos, uno detrás del otro. Quién sabe el mojón que le metió al tipo, pero el cajero prometió pagarle los cheques sin revisar tanto la firma.
Media hora después (yo esperaba afuera, ese era siempre mi triste papel) salió despavorido casi con unas esposas en las manos, porque las firmas no sólo resultaron muy chimbas, sino que el culoalegre de Las Mercedes resultó ser un gerente de banco que esa misma noche, una vez saciado, había hecho el reporte del extravío de sus cheques. Pero la última vez nos encontramos en Nueva York. Hablamos cinco minutos, pues estaba retrasado en su propósito de asistir a la marcha que ese día realizarían por calles de la Gran Manzana la Asociación de Obesos de Estados Unidos en contra de la multinacional y multicalórica McDonald's. Fue la última vez que lo vi... era una inmensidad de hombre, casi infinito (...)

miércoles, febrero 23, 2005

Sigamos adelante

Ayer de nochecita hablaba con un amigo de la infancia que no sé por qué andaba con una citadera de sus años infantiles. Que si representó a Carabobo no sé cuantas veces en el seleccionado de beisbol que iba a los Juegos Nacionales, que si formaba parte del equipo de natación de quinto años... y así, hasta ser hoy en día un frustrado Grande Liga que no soportó el escrutamiento de un gringo que lo evaluó en una granja que los Marineros tienen por Güigüe.
Permanecí callado durante todo el acto de evocación. Luego de la despedida, hice retrospección y quise averiguar la razón de fondo que me mantuvo silente. No encontraba una razón verdadera al hecho de que no pudiera yo esbozar a flor de piel hazañas deportivas de mi juventud inicial.
Pero esta mañana tropecé con un razonamiento que me parece explica de modo genuino mi desinterés. Ocurre que al esforzar la memoria, mi recuerdo recurrente no es una imagen. Es un sonido, un coro. De mis años primarios en la escuela, lo que más sacude mi mente es un cántico deleznable: ¡Eso no importa, eso se repara, sigamos adelante que no ha pasado nada!

miércoles, febrero 16, 2005

Frase verídica



"Alí Primera define la calidad del proceso revolucionario". José Vicente Rangel.

lunes, febrero 14, 2005

La manzana se pasea...

Vainas de la vida, el pasado viernes llegaron a mis manos dos entradas para un concierto que Ilan Chester daría en el teatro Teresa Carreño. El Ilan de siempre, el buen, el bueno de Ilan: sus canciones de los 80, su piano, su cuerpo ahora regordete pero antes raquítico, sus lentes correctivos de ahora y sus culos de botella de antes. El órgano y el piano de antes y los de ahora. El talento eterno. Qué manera tan arrecha de reecontrarse con el alma de uno.
Ilan echó un paseo por su reporterio. Satisfizo con todos los temas. A mitad de camino la asistencia la pidió Cerro Ávila y él, desdoblando juguetonamente la voz, dijo que esa era la última, ni güevón que fuera.
Así, canción tras canción, el público (que alcalzaría el 40 por ciento de la capacidad del Teresa) se hacía cómplice del bien llamado músico de Venezuela, quien también es bueno contando chistes.
Temas de la Onda Nueva desde luego que brillaron por su presencia. En un plasma colocado al final del escenario, se observaba al Ilan de hace 25 años. Patético. Claro, patético ahora que uno lo ve con ojos modernizados, pero en el 83, 84 y 85, ese esperpento de hombre hacía del delirio de las pavas venezolanas.
El momento carcajeante de la velada (apartando todo lo carcajeante que puede ser Ilan en sí mismo) fue la presentación al público de un cuatrista excepcional que acompañó al músico de Venezuela a la hora de los temas de la Nueva Onda. "Es verdad, los amores que se tienen en la vida, nunca se olvidan, son aromas que se quedan en el aire, y una estela de fragancia van dejando..." Momento cumbre. El chamo del cuatro hizo sonar su instrumento como si de toda una orquesta de instrumentos de cuerdas se tratara.

Ilan admitió haber conocido al chamo hace poco. Lo llamó al centro y le alabó su talento. Se enredó un poco para informar a la audiencia que el cuatrista era su imitador. Dos canciones fueron suficientes para demostrarlo y hacer doblar de la risa a los asistentes.

El cuatrista no sólo imita perfectamente la voz de Ilan, sino incluso el tono, el tempo. Imagínese el lector a Ilan lento e bola entonado el estribillo "la manzana se pasea de la mesa al comedor, no me piques con cuchillo pícame con tenedor".
Luego otra: "Mi burrito sabanero va camino de Belén, si me ven, si me ven, voy camino de Belén". Ilan mata el ritmo de estas canciones que corren en la Fórmula Uno.
Y vino Cerro Avila. Momento de reflexión. ¿En verdad no hay ningún símbolo que caracterice al caraqueño? Ahí estaba Cerro Avila para proponerse. La gente escucha el tema y sale impulsada de sus asientos frenéticamente a revolcarse con algo que le pertenece. Los caraqueños encuentran en Cerro Avila la mejor forma de materializar una pertenencia, reflejar un modo de ser, una manera de pensar. Nada define mejor a esta capital que su cerro. No en vano a la gente le pica el culo tan arrechamente cuando escucha la canción de Ilan. No de gratis Ilan sabe que debe reservársela para el fin, para que su público se vaya rememorando la letra, analizándose a sí mismo. Queriendo, amando y gimoteando por esta infernal capital.

pd:
Los caza crónicas

De modo casi que natural, uno asiste a estos eventos con otros ojos. El inconsciente siempre nos dice que no hay acontecimiento que no sea susceptible de una buena crónica. Así que en esa onda andábamos en ése y todo evento.
Pero apenas estábamos entrando, advertimos a un rival que alguna fama de buen cronista tiene. Iba en actitud de cazar una crónica. Se le veía en los ojos, es la mirada esquiva.
Se sentó en el ala derecha entre los primeros puestos. Andaba solo. Se caló todo el concierto inconmovible en su puesto. Apenas se asustó cuando Ilan convocó al escenario a los tamboreros de Herencia para que le hiceran acompañamiento en una canción. Todo el mundo empezó a mover el rabo, y él, temeroso de quedar en evidencia en primera fila de no moviendo el esqueleto, se replegó hacia la parte de arriba a observar desde allí la aclamación de ¡otra, otra, otra! Se despidió el músico y el cronista se internó hacia el centro del teatro como buscando calor, como buscando escuchar algún comentario con el que alimentar su crónica. Como buscando escuchar ¡Ilan, toma mi cuca, cógeme! Vino el fuego del tambor final y ahí sí que huyó el cronista.
Era Enrique Rondón Nieto.

jueves, febrero 03, 2005

Cabrujiano, por siempre

Soy lo mucho o lo poco -o lo nada- que soy porque un día providencial de mi vida descubrí que José Ignacio Cabrujas existía. A lo mejor yo había oído hablar de él, o de sus novelas, o lo había visto en pantalla. Por descubrir digo que en una ocasión me tropecé con sus crónicas en El Nacional. Nunca más volví a ser el mismo (..)

Por aquel entonces (mal) habitaba yo en Valencia, sin orientación, sin bitácora de vida. Y apareció el remolino de Cabrujas a empujarme, a afianzarme como ser humano profundamente atormentado en su interioridad. Cabrujas empezó a enseñarme el país (..)

No había sábado en la vida que yo no saliera a matar por un ejemplar de El Nacional (juro que es literal). Y después de consumir la crónica de Cabrujas, organizaba la vida en función de esperar la siguiente con desbordada ansiedad.

Fui conociendo al país, los hechos, los personajes, la historia, las injusticias... fui creándome importantes, sólidas referencias de vida, del pasado, del presente, del futuro. Empecé a garrapatear, a querer escribir como él, a copiarlo. Me hizo irónico, punzante, corrosivo, miserable. ¡Qué bien!

Me convertí en coleccionista de las viejas crónicas, las que no tenía, las que no había leído. Arquélogo de Cabrujas, eso. Obtuve muchas cosas viejas, igual de fascinantes. Hasta agarré con el pana Pedro Ruiz e hicimos una chorrera de entrevistas a la gente de Cabrujas pensando en un documental cuando cumplía cinco años de muerto. Allí están Román Chalbaud, Tania Sarabia, Gustavo Rodríguez, Franklin Virgüez... estaba Rafael Briceño...Laureano Márquez... Qué bueno sería, Pedro, si por fin hiciéramos ese libro.
Y "El país según Cabrujas" no ha sido más que mi biblia de consulta para cuando la vida me desorienta. Cuando ello ocurre, muy al estilo del evangélico con su bibilia, abró un artículo al azar y allí está el alivio, la calma. Cabrujas es un vicio. Más que eso: una obligación.


Quise escribir estas tres líneas porque acabo de leer en el periódico que Yoyiana Ahumada -a quien dejé en herencia casi toda la arquelogía cabrujiana que recolecté- dictará un seminario auspiciado por la Fundación Cultura Urbana denominado: "Cabrujas: ese ángel terrible. Vigencia de un diálogo con el país".

Por favor, que alguien me haga la caridad de pedirle a Yoyiana que me invite.






martes, febrero 01, 2005

¡Eureka!

¡Qué arrecho es el poder!

viernes, enero 28, 2005

Seis años de espera...

Paso por la avenida Bolívar y los encuentro. Están por Bellas Artes, parte de la avenida Urdaneta y en casi todo San Bernardino. Son los hombres de Freddy Bernal (¿o de Juan Barreto?) que están repavimentando las calles de la ciudad.
¿Había necesidad de esperar seis años para que la capital de un país que navega sobre petróleo tenga sus arterias viales de lo más cuchi?
¿Había necesidad de que yo maldijera tres trillones de veces al alcalde Bernal por incompetente? Lo más crucial. ¿Había necesidad de que yo le negara mi voto al miserable de Bernal porque la ciudad era un hueco todo?
¿Por qué una espera de seis años?
¿Por qué primero le regalamos miles de toneladas de asfalto a Bolivia? Maldito seas, Bernal, por retrasado. pero igual, de pinga que ahora las calles se están arreglando.

miércoles, enero 26, 2005

La vida está en otra parte (kunderiano)

¿Qué será lo que significa el hecho de que la gente empiece a preocuparse por buscarle sentido a la vida? Pero no del tipo: ¿Existe o no el más allá?, o vainas por el estilo. Me refiero al hecho de ponerse cuestionar al estilo de: "¿Qué mierda de vida tengo y qué tipo de mierda tendré a los 40 años?
Dicho más claramente, ¿cuál es la pudrición que hay dentro de uno para que la cotidianidad no sea perfecta? Perfecta porque nada malo pase y porque pase lo que uno quiera.

lunes, enero 24, 2005

El cacatúo

No sé por qué se ahonda cada vez más en mí el convencimiento de que Marta Colomina y Nitu Pérez Osuna son a los medios privados lo que Diógenes Carrillo a Venezolana de Televisión.
El tipo pontifica de todo con una tiranía verdaderamente irritante. Humilla con su micrófono (quitándolo, poniéndolo) y se pasea por el escenario como señora que quiere mostrarse exaltada para ocultar la reciente depresión por la menopausia. A veces se cree un mini Chávez: regaña a quien acaba de decir algo en cámara que no le agrada, y le da palmadas a quien coincide con lo que él piensa.

Si alguien piensa que los jóvenes de La Hojilla son insoportable, qué bueno sería que se echaran una paseadita por "La lámpara de Diógenes".

domingo, enero 23, 2005

Moral y luces...

son nuestras primeras necesidades... y las últimas virtudes