lunes, marzo 21, 2005

Componer una canción

Ultimamente no salgo de Vive y Catia TV. Será porque allí viven poniendo videos de Silvio Rodríguez y Alí Primera. Lo que siempre hace venirme el punzante recuerdo devenido en eterna frustración, entre muchas: ¿Será que un día por fin voy a ir a Lara a comprarme la bendita guitarra y hacer mi enseñanaza autodidacta?
¿Será que algún día voy a componer una canción? Vaya. Componer una canción. Vive me tiene jodida la existencia con un temita de Silvio que no sé por qué misteriosa razón siempre me destroza la mínima ilusión de escribir una composición, porque la letra es tan simple pero emotiva que me hace empequeñecer bien de admiración o de impotencia. ¿Cuándo será el día, Dios mío santo, que yo garrapatee una historia musical capaz de estremecer conciencias y corazones al mismo tiempo? A veces la imaginación se despliega cual papagayo y desarrollo una escena en la que aparezco en una taguara abierta, sentado en una sillita y echándolo bolas dos horas con temas sean de Silvio, Alí o de tantos juglares que pueblan el continente. O de Rummy Olivo, o de Reinaldo Armas. Si la asistencia es variopinta, de Shakira, que también es arrecha a la hora de componer.
¿Qué es lo que hay que sentir para componer una canción? A la luz de Silvio Rodríguez, el más puro y desolador tormento. Hay que ser atormentado para ser capaz, para ser vital. Y hay que ser lo suficientemente disciplinado para sentarse a darle breve forma a lo que se siente. Ah, disciplinado.