jueves, abril 21, 2005

Todos quieren con Marilyn

Sigo cotidianamente las incidencias de una telenovela que Radio Caracas Televisión pasa en las noches llamada "Todos quieren con Marilyn". Es de factura colombiana, pero la estelarizan dos venezonalos. No me acuerdo de ella, pero el tipo es el mismo del famoso video en el que sale con la actriz catira que le mete los cinco dedos por el culo.
Bueno, la historia es ahì regularzona, divertida por encima del promedio (nunca compararse con "Betty la fea".

Pero hay un personaje que me tiene encantado. Trabaja como fichera y se hace llamar Brigitte. Me gusta no sólo porque es bien bonita y está reqetebuena, sino porque actúa con desenvoltura y gracia, con natarulidad, espontaneidad. En fin, que me las creo todas.
Pero muy en el fondo yo me decía de que alguna otra parte o novela conocía a Brigitte. Al cabo de dos meses lo descubrí: Brigitte es la misma tipa que trabajò en "Pedro el escamoso". Era la hija de la señora puta que tenía dos hijas, una de las cuales mojigatona que estaba sinceramente enamorada de Pedro.
Una vez hecho el descubrimiento, vino la reflexión: Carajo, qué en serio se toman los actores y actrices colombianas su trabajo, mira que sudar piedras para reconocer a una actriz de un trabajo a otro! Lo mismo el homosexual Hugo Lombardi de "Betty la fea": Cómo sospechar que el actor en verdad no era marico en la vida real?

jueves, abril 14, 2005

Machismo femenino

Contó Margareth Cornivel que antier venía apretujada como todo el mundo en el Metro y que iba un tipo aparentemente solo y de pie que aparentemente intentó meterle mano a una mujer que al percatarse de la presunta intención le metió unos pescozones al susodicho que no dijo nada pero sí una mujer que al ladito venía y que se erigió para reclamarle a la otra: "Un momentico que a mi marido sólo le pego yo".

martes, abril 05, 2005

Anécdotas del mejor periodismo

Un amigo echaba en estos días un cuento según el cual un pana suyo, en los primeros años como reportero, fue mandado a las afueras de Caracas a localizar el epicentro de un terromoto que había azotado a la ciudad. Se fue acompañado de un veterano fotógrafo.

Llegaron a la localidad y empezaron a preguntar. Las indicaciones los llevaban a internarse más y más hacia la zona rural, hasta que el reportero gráfico detuvo aquella locura con otra genialidad. Le dijo al periodista que se pusiera delante de su cámara señalando con su dedo hacia el suelo. Foto de primera plana con la siguiente leyenda: "Nuestro periodista Funalo de Tal señala el epicentro del terremoto".

La anécdota me disparó hacia otras, que me concedió el legendario reportero gráfico Pepe Sánchez. En los años cimeros del periodismo de sucesos, la foto de un cadáver caliente valía oro en polvo. Quien primero llegaba a la escena del crimen, se garantizaba sus imágenes y acto seguido entraba en candente proceso de negociación con los familiares de la víctima para que le permitiera esconder el cuerpo del resto de los reporteros. La táctica consistía en meter al muerto en la maletera del carro y regresarlo al final de la tarde, cuando los demás hubiesen desistido de sus pretensiones por agotamiento.
Pero cuando el cadáver ya estaba recogido, entonces la bursatilidad se orientaba hacia las fotografías en vida del asesinado. El que primero llegaba, trataba de alquilar las fotos hasta el día siguiente, cuando ya el tubazo estuviera consumado.

Pero la joya de Pepe Sánchez es esta: el grupo de reporteros y fotógrafos estaba cansado de recibir coñazos informativos del equipo de El Nacional. Por eso, en una ocasión en que se enteraron de la localización de un cadáver en una población enmontañada vecina a Caracas, todos partieron a echar la foto sin avisarle a la gente de El Nacional, que se enteró con una hora de retraso.

La avanzada no consiguió nada y al cabo de una hora desistió. De regreso consiguieron a los representantes de El Nacional, a los que le informaron en coro que ya estaban jodidos, porque ellos habían tomado las fotos y el cuerpo ya había sido retirado del sitio. Buscaban así mofarse de El Nacional y, por si acaso, hacerlo retroceder, no fuera a ser que terminaran encontrando al muerto.

Periodista y fotógrafo de El Nacional, sintiéndose tubeados pero sin confesar ese pavor, dijeron que continuarían de todos modos. Se internaron por la zona boscosa y la búsqueda afanosa por supuesto que no concluyó en nada.
Hasta que la locura raptó la mente del fotógrafo, quien le ordenó al conductor que se echara al suelo, donde lo regó de hojas secas y ramas. Click. Tubazo histórico. Al cabo de 30 años todavía dolía quejode.