lunes, diciembre 25, 2006

La vuelta a Venezuela en Navidad

Por tercera vez en mi vida me encuentro pedaleando en La Grande Sabana. A los efectos de este instante, de hecho estoy en la población llamada La Línea, a pocos metros una vez cruzada la frontera internacional entre Santa Elena de Ûairén y Brasil. Me devaneo los sesos entre jalar para atrás o seguir hasta Boa Vista (a unas dos horas). Me decido por lo primero.
En La Línea hay el venezolano a montón. La Línea es una ciudad sincrética. El bolívar lo aceptan encantados de la vida. Toda comida se reduce a una buena carne. Venden las hamacas y chinchorros más baratos de mi vida (hasta en 20 mil lucas los dejan).
El viajecito me lo pegué desde Caracas atravesando todo el Guárico (lógica parada en Valle de La Pascua) hasta llegar a El Tigre (Anzoátegui) y finalmente hasta Puerto Ordaz, donde habita la familia Lanz-Fernández en la urbanización Santa Bárbara. Ochocientos kilómetros, e igual cantidad de kilometraje hasta Santa Elena.
Lo que viene es mejor: de Santa Elena ruletearé hasta San Fernano de Apure y después a Guadualito (vaya usted a saber los 2 mil y pico de kilómetros que ello supone).
Segunda semana de enero de vuelta a Caracas en recorrido que comprende Barinas, Portuguesa, Cojedes, Carabobo y Aragua. Ando armado con una bicha de 8 megapixel y una portátil en la que voy descargando.
Nos vemos en la vía

viernes, junio 30, 2006

Pásense el lunes

El cuento es que me metí en el parto de un periódico bautizado Noticias Inéditas y bien saben ustedes que este oficio no tiene paz con la miseria. Esa verga de ser editor (revisor de textos) y miembro del Consejo Editorial (ofrecer ideas) no se la deseo ni a mi peor enemigo (modestia aparte). Una edición entra a rotativa y uno termina con un dolorón de cabeza, que se va extinguiendo cuando ya comienza el parto de la siguiente edición. He pedido un sustituto.
Pero lo que realmente quería compartir con la dos chicas que sé exploran esta página de cuando en cuando, es que hay otra cosa que entró en imprenta: un libraco de mi autoría modestamente titulado: "La falla tectónica de la Revolución Bolivariana: propuesta de un Sistema Comunicacional transformador". Ahí les dejo esa; para lo demás, pásense el lunes.

martes, abril 25, 2006

Cuarteles de invierno

Cosa de dos meses estuve dándole reposo al cuerpecito y a la mente, pero ya estoy de vuelta de mis cuarteles de invierno, oteando el horizonte a la caza de nuevas aventuras profesionales a ver en qué nuevo puerto desembarco este año. Por lo pronto, por hoy -luego de comprar y ver la película Capote-, me devoró la novelita A sangre fría, hasta que por fin. Lo cual me lleva a afirmar: admirable la interpretación de Phillip Seymour Hoffman.
De lo demás, nada, puliendo el rifle viendo a ver dónde echo mis plomos.
Si se me permite, apenas incursionaré diciendo que no deja de sonarme ridículo Petkoff haciendo malabarismos para decir que la Misión Barrio Adentro en su santo lugar. Sin que a lo mejor haya razones para ello, me desconcierta ver al eternamente dueño del 6% histórico de la izquierda mencionar la palabra "cestaticket". Lo mismo que si viéramos a Marcel Granier declararse conmovido por la pobreza, ¿se capta la idea? Más petulancia no puede suponerse cuando se oye a Petkoff asegurar que él representa la izquierda moderna, renglón en el que èl mete a Lula, Bachelet (cada vez más excluye a Kirtner).
A los únicos que la candidatura de Petkoff parece haber afectado es a los batichicos de Primero Justicia, que al día siguiente salieron diciendo que sólo los jóvenes podrían generar un cambio en el país, que ellos y tan sólo ellos habían exigido condiciones al CNE para ir a las presidenciales (en este sentido, Petkoff no ha dicho mucho y es claro que si los números no les son tan catastróficos aguantaría hasta diciembre, con lo cual, automáticamente y aún perdiendo como cabe esperar, quedaría erigido como genuino interlocutor de Chávez).
De otra suerte, el Petkoff respondón y altanero fue guardado en este comienzo de campaña. Ante los ataques más alevosos que he visto en televisión, actúa como si antes de arrancar el programa se hubiese tragado una prozac. No se sale de sus casillas. Está haciéndole caso al equipo que lo asesora. En ese sentido, también se la están jugando claramenete a establecerse como la contraparte de Chávez (y el imbécil político que es Borges grita cada día más fuerte). No puede negarse como exitosa la estrategia antagónica que está desarrollando Petkoff.
En su fuero interno, Petkoff está convencido de la invencibilidad circunstancial de Chávez (precios del petróleo en ascenso hace casi imposible una derrota en el contexto del desempeño social de Chávez). Sin contar con que cada día es más fuerte la adhesión al proyecto revolucionario venezolano en América y el Mundo.
La única ganancia de Petkoff (y también gana muchísimo Chávez) es compartir el país con Chávez. Petkoff pierde 60 a 40 y legitima su interlocución y desplaza de la arena al sinfín de patanes políticos llenos de las más insólitas inconsistencias, al estilo del joven Cipriano Heredia, abogado constitucionalista que siempre anda por ahí tirándoselas del tipo más recto que tiene el país. Y hay que verle la cara de embeleso, la aplanadora de sus manos aplaudiendo uno a uno los decretos de Carmona leídos por Daniel Romero. Cipriano estuvo en primera fila, fíjense bien en los paneos de cámara de ese día... ya está bueno por esta ocasión, ya vendrán nuevo balines.

miércoles, abril 05, 2006

Carta de una madre a los secuestradores de sus tres hijos

Este martes en la noche se confirmó el asesinato de los hermanos Faddoul y del chofer de la familia. Una noticia que, como pocas, descompone el cuerpo, vuelve trizas el ánimo, destroza a la Nación. El ministro Chacón refrenda lo que ya venía siendo una desgarradora sospecha en el día y ocurre la penumbra en el país. Un dolor colectivo se cuela en todos los hogares venezolanos. Son momentos en los que el espíritu individual se pone reflexivo tratando de hallar el porqué de esa miseria humana.
Y esta mañana, revisando las páginas de El Universal, descubrimos la carta que hace una semana le mandó la madre de los niños a los secuestradores. Destila e inocula un drama realmente insoportable, enloquecedor. No hay una sola manera de leer ese escrito sin reventar en llanto solidario, de rabia compartida.

"Ustedes no se imaginan el daño tan grande que produce un secuestro en una familia, y, por ende, en una sociedad tan hermosa como la de Venezuela. Bajo el nombre de Dios y con el nombre de miles de madres en todo el mundo, les quiero decir: los perdono. No soy nadie en este mundo. Todos somos extranjeros en la Tierra de Dios. Sólo Dios y los representantes de El, perdonan. Pero yo soy el mundo para Bryan, Kevin y Jason, y tengo la suficiente autoridad de perdonarlos. No sé quiénes son y no sé dónde están o en qué trabajan, cómo viven o cuál su religión, pero sí sé que ustedes tienen padres, hermanos, familia o hijos... bajo esta relación familiar que cada uno de ustedes tienen con sus seres queridos, les imploro misericordia. Les imploro misericordia por Bryan, que como ustedes deben saber es un muchacho excepcional y buen alumno; excelente hermano mayor y un buen hijo. Aparte de todo, se va a graduar dentro de poco con sus amigos del alma. Misericordia por Kevin que nació tristemente con una cruz, que con todo el dinero del mundo no pudimos eliminar la parálisis de su vida, pero con mucho amor, fe en Dios, pudimos compartir su carga y hacerla más liviana. Misericordia por Jason, quien fue un enviado por Dios para ayudarnos con la fuerte labor de Kevin y créanme que sí nos está ayudando muchísimo desde que nació. Misericordia por Miguel que es un excelente amigo y gran padre de dos hermosas criaturas, luchador día a día... No estoy destruida como muchos lo piensan. No he tomado ningún tipo de calmante. Sólo he tomado el calmante de la oración y de la fe. Ahora es que tengo suficientes fuerzas para sacar adelante a esas criaturas que hasta ahora no se preguntan por qué fueron arrancadas de nuestras vidas camino a su colegio... Ya ustedes señores secuestradores conocen a mis hijos. Saben que no son malos y saben que nacieron para no ser negociados... Si Dios los escogió para finalizar con la misión de esas criaturas, no puedo hacer nada para evitarlo. No soy nadie delante de ustedes ni delante de Dios. Sólo les suplico que lo hagan rápido y mientras ellos duermen, les suplico que le den una foto de cualquier santo para que no se sientan solos. Lo único que puedo yo hacer de mi parte es rezarle a sus ángeles para que la subida al cielo, sea rápida y hermosa...".

Enviada por Gladys Diab, el 22 de marzo

martes, febrero 14, 2006

Guerrilla Semiológica

Marcel Granier exige excusas públicas a Ibsen Martínez para poder emplearlo


A ver, sirva la presente para evocar un no muy añejo episodio de la televisión venezolana que ya cruza la década. Era principio de los 90 y en Radio Caracas Televisión destrozaban la liga con el culebrón llamado “Por estas calles”, cuya autoría se le endilgaba a Ibsen Martínez, por mucho que un batallón de dialoguistas eran los verdaderos creadores.

Llegó el momento en que la telenovela debía cerrarse, pero como reventaba los índices de audiencia, los ejecutivos decidieron prologarla, a lo que se negó Martínez, quien, naturalmente, fue apartado del juego y así la truculenta historia continuó.

Pero no sin que Ibsen Martínez atacara inmisericordemente a los patronos de RCTV. Célebre aquella pieza de opinión en El Nacional en la que Martínez (por entonces ya no tan joven) destajaba a Marcel Granier. Y así consuetudinariamente: Granier fue retratado como un hombre sin escrúpulos capaz (literalmente) de asesinar a su madre con tal de conseguir los propósitos de la industria.

Granier se convirtió en el comodín de las mofas de Martínez. No había peor hombre en esta vida, se obtenía de los encendidos artículos del escritor de telenovelas.

Tan escaso de escrúpulo era Granier, que el propio Martínez habría de confesarlo (sin pudor): Para que se quedara tranquilo cuando lo apartaron de “Por estas calles”, la Fundación 1BC –que así esbozó el chiste- lo “becó” con el puntual y abundante depósito mensual de dólares. Martínez nunca rechazó la compra que de él hacía Granier. Al contrario, admitió que aprovechó la circunstancia para dedicarse a escribir una novela a la postre autobiográfica con la cual tuvo la aspiración de ganar el Rómulo Gallegos.

Un ejecutivo que paga para callarle la boca a su dramaturgo estelar no es otra cosa que un inescrupuloso, un ser ruin. Más o menos con estos mismos adjetivos Martínez atacaba a su subvencionador. Marcel Granier era una piltrafa humana, no se cansó de describirlo Martínez.


Por eso es que, al recordar aquellos capítulos que corrían en paralelo, resultan conmovedores dos escritos periodísticos recientes que rescatamos de El Nacional. Conmovedores no por Martínez (sino por la intelectualidad del país), ni por Granier, que ningún interés tendrá en querer dejar de ser el inescrupuloso que es (a fin de cuentas, su negocio es la televisión).

El 14 de noviembre de 2005, en la página B/12 de El Nacional y con la firma de Armando Coll, Ibsen Martínez es entrevistado. De la cosecha del periodista se dejan caer comentarios del tipo: “...canal del que saliera hace más de una década en no muy buenos términos”. Decir “en no muy buenos términos” ya es una edulcuración de la historia y pretende pasarle un trapito de dignidad al viraje que, ya verán, hace Martínez con Granier.

Otros comentarios de Coll: “...y en la que provocó mucha incomodidad a sus ejecutivos”. “...se dedicó a denigrar del medio y sus propietarios”. Más pretensiones de ablandar la historia y de este modo suavizar la terrible y penosa transición de Martínez, a quien ahora Granier le resulta un caballero, ni más ni menos. No, estimado Coll, el libretista no denigró ni incomodó, insultó con las fórmulas más soeces que a cualquiera puedan ocurrírsele.


En su nueva versión de lo ocurrido a principios de los 90, Martínez prácticamente retrata a Granier como un ángel.

“He hecho las paces con mucha gente. En el caso de Granier (...), se trató de un malentendido entre unos gerentes y un empleado. Incurrí en algo que siempre es muy fácil de hacer: la pataleta. Y el argumento era que siempre desvirtuaban los propósitos de un autor. Y siempre me hice el loco en las declaraciones públicas que hice con respecto a los esfuerzos de Granier por resolver este asunto de una manera operacional”. San Granier.

De seguidas Martínez literalmente suelta los argumentos con los que Granier debería llegar algún día al Vaticano.
“Yo cedí a una demagogia muy culturosa, que es hacer chistes a costa de Granier. Hubo un descomedida ensañamiento contra la figura de un hombre cuyo negocio es la televisión”.

Todo lo dicho por Martínez en esta entrevista con Coll (y lo expresado en su columna del 2 de enero de este año), tiene como propósito general el de hacer una dolorosa confesión, pero que suene suavecito: El irreverente libretista vuelve a RCTV, y no podía hacerlo sin hacer las paces con Granier, si me permiten el eufemismo.

Ocurre que versionará la televisión el libro “La criolla principal”, cuya autora es su mujer, la historiadora Inés Quintero:

“... se dio la feliz coincidencia de que, a sabiendas de que había interés por parte de Granier de adquirir los derechos, le hice saber por amigos comunes mi deseo de ser el adaptador (...) Granier y yo sostuvimos una muy estimulante conversación... No tengo talento para la telenovela. No tengo ni la destreza ni la paciencia”.


El 2 de enero la prensa tiene baja sintonía


Lo dicho, el 2 de enero pasado Martínez tituló su artículo “La criolla principal de Bárcenas a Río” (El Nacional, A//). Y discurre casi enteramente hablando de un software para libretistas, así como de la crucial diferencia entre un argumento y una situación dramática. Ya en las postrimerías, va al grano.

“Sucedió que el Grupo IBC se interesó por llevar el libro de Quintero a la pantalla... y a mí me han encomendado ocuparme del guión. Esto último habría sido imposible si Marcel Granier no hubiera pasado caballerescamente por alto todos los chistes de mal gusto y más de un despropósito que, a costa de su persona, y luego del memorable capítulo 218 de “Por estas calles”, me dediqué a hacer en mi airado articulismo de apedreador de vitrinas que cultivaba yo por entonces”. Este párrafo de Martínez debería engalanar el museo de la intelectualidad venezolana, en su sección de los lameculos.

Y el siguiente debería estar en la entrada del mismo museo:

“El día que hablamos del proyecto en sus oficinas de RCTV, hace pocos meses, le ofrecí las excusas del caso a Marcel, que es como todo el mundo lo llama en Venezuela, pero ello no tendría ningún valor, ¿no creen ustedes?, si no las ofreciera también desde mi página de los lunes”. Respiren hondo, tanto servilismo descompone.

¿Por qué no son suficientes las excusas en privado para Don Marcel? Ibsen mismo lo dice: porque no tendría ningún valor. ¿Valor para quién? Para Marcel Granier. Marcel quiere excusas públicas y eso es lo que está satisfaciendo Martínez, que lo hace un 2 de enero, cuando el rating de prensa está en su mínimo. Quiso hacerlo sin que mucha gente lo advirtiera, es todo.

La degradación de Ibsen Martínez está tan encausada, que en algún tramo se atreve a presentar ante sus lectores a Inés Quintero como ¡la hermana de Valentina Quintero!

Muy bien, señor libretista, hará la versión que le piden (o que usted suplica, a costa de la humillación) y lo triturarán en el rating. Y está bien que no tenga talento para los culebrones, pero los volverá a escribir chapuceramente cuando Don Marcel se lo ordene en privado, que es como suele maniobrar.

martes, enero 24, 2006

¡Caracas hermosísima!

Se está realizando esta semana en Caracas el VI Foro Social Mundial (otro mundo es posible). Las calles de Caracas están agolpadas de ciudadanos (en su mayoría jóvenes) de todos los confines del mundo, lo que impregna de frescor las imágenes que se observan de la capital. La avenida Bolívar está tomada por una megaexposición del Gobierno Nacional. Todo pulcro, ordenado. Supe que ayer se montaron sobre una tarima una buena cantidad de cantantes a deleitar a las juventudes. Entre ellos el salsero Jerry Rivera.

Como contribución al foro, en mi pequeño apartamento tengo alojados a: un joven matrimonio italiano buena onda que tienen montada una cooperativa; una chamo que es un periodista belga que trabaja en una revista que traducida se llama La Izquierda editada en Bruselas. A un profesor mexicano colaborador y de los más hacendoso (ya reparó el baño). A un escritor estadounidesen cascarrabias y malasangre que vive criticando la improvisación en la casa (ayer se molestó porque mí (el mío) papel higiénico se agotó y no había. Dos argentinos que conforman un grupo de teatro de calle, y un pure español que llegó ayer y que exige casi como que si estuviera pagando un hotel cinco estrellas. Menuda mezcla.

Todos duermen en colchones de aire individuales, aunque el español se posesionó del sofá-cama, para estupor de Eugene Gogol (el estadounidense). Este lunes Salvador (el mexicano) tenía las llaves y se fue a hablar con su familia por internet. Todos estaban esperándolo en la entrada del edificio sin poder entrar al apartamento. Querían lincharlo. Llegó a las 9 y pico y todavía anda arrastrando la pena.

Por eso desde acordamos que Eugene se quedaba con las llaves y garantizaba que a las 8 de la noche ya estaría en casa, así todos deben reportarse a partir de esa hora. Resuelto el problema.

Todos se alistaban para no perderse la marcha. Todo les impresiona. Salvador anda mono enseñando la foto que se tomó abrazado de José Vicente Rangel. A los italianos les sedujeron las urnas callejeras que el lunes arrastraban el cadáver del Magallanes.

El periodista dice que le impresiona la manera en que los venezolanos asumen la política. De Eugene no podría decir mucho, sólo que es inmamable... seguiremos informando.

lunes, enero 09, 2006

Una casa para siempre

Entre las vueltas que en diciembre alcancé a dar por el país, hice debida parada en Choroní nada menos que el mismísimo 31, haciéndole relajada compañía a entrañables amigos que por ahorita viven fuera del país.

Y la verdad es que debería cobrar entrada por relatarles cómo es el "cinco pa las doce" entre la aristocracia de ese pedacito de costa aragüeña (la vaina es de cuento). No es, sin embargo, eso lo que quiero compartir. Deseo descubrirles un lugar en el que Tarzán palidecería de impresión.

Más o menos diez kilómetros antes de llegar al pueblo (Puerto Colombia) está la entrada de lo que al rompe parece un ranchito precario (de la carretera no se ve, sólo se presiente que es un rancho). Por allí se bajan unos 300 metros a través de escaleras de bambú, y al llegar aquella vaina produce un shock de lo sobrenatural que es.

La artista Ana Isabel Villanueva (Ani, aquí pa los panas) construye un casita artesanal en medio de ese trozo del Henry Pittier. El panoroma juro que es para llorar y pedir a gritos quedarse allí para siempre. Una casa para siempre, pues (Vila-Matas dixit)

Ani cree en el desarrollo endógeno y allí brinda chocolate a quien la visita. Obsesionada por ayudar a sacar gente del atolladero que es la vida del miserable, conoce al pelo todos los problemas de los habitantes de Choroní. Anda fascinada con el resurgir de la fé en la gente a partir del alistamiento en la diversas misiones del gobierno. Ani sabe quién tiene problemas de alcoholismo y drogas en la zona, por decir algo; sabe quién está casado con quién y quién le echa los perro a quién. Ani sabe quién se roba las vainas.

Está habilitándole espacios a su precioso rancho para que gente que quiera dar cursos prácticos a la comunidad, pues more gratuitamente en su casa, que es una construcción muy a lo Tarzán. Habitaciones aéreas y rodeadas de un verdor que pa qué.

Instaló un budare en el cual poner a cocer la yuda pal cazabe y enseñar a los moradores de allí a hacer cazabe. Ani es militante de lo endógeno y, por supuesto, tiene un sembradío de yuca para contar con la materia prima. Matas de cacao por todo aquello. Malojillo para todos. Puro tronar de pajaritos y las culebras están a raya por *Lúa, la gata que hace tranquila compañía a Ani.

A pocos metros le pasa el río, lo que faltaba. Y justo frente a la ranchificación de Ani se forma una poza en la que también provoca instalarse vitaliciamente. Cualquier cosa tengo su teléfono y su dirección de correo electrónico.

*Luna en portugués