martes, abril 25, 2006

Cuarteles de invierno

Cosa de dos meses estuve dándole reposo al cuerpecito y a la mente, pero ya estoy de vuelta de mis cuarteles de invierno, oteando el horizonte a la caza de nuevas aventuras profesionales a ver en qué nuevo puerto desembarco este año. Por lo pronto, por hoy -luego de comprar y ver la película Capote-, me devoró la novelita A sangre fría, hasta que por fin. Lo cual me lleva a afirmar: admirable la interpretación de Phillip Seymour Hoffman.
De lo demás, nada, puliendo el rifle viendo a ver dónde echo mis plomos.
Si se me permite, apenas incursionaré diciendo que no deja de sonarme ridículo Petkoff haciendo malabarismos para decir que la Misión Barrio Adentro en su santo lugar. Sin que a lo mejor haya razones para ello, me desconcierta ver al eternamente dueño del 6% histórico de la izquierda mencionar la palabra "cestaticket". Lo mismo que si viéramos a Marcel Granier declararse conmovido por la pobreza, ¿se capta la idea? Más petulancia no puede suponerse cuando se oye a Petkoff asegurar que él representa la izquierda moderna, renglón en el que èl mete a Lula, Bachelet (cada vez más excluye a Kirtner).
A los únicos que la candidatura de Petkoff parece haber afectado es a los batichicos de Primero Justicia, que al día siguiente salieron diciendo que sólo los jóvenes podrían generar un cambio en el país, que ellos y tan sólo ellos habían exigido condiciones al CNE para ir a las presidenciales (en este sentido, Petkoff no ha dicho mucho y es claro que si los números no les son tan catastróficos aguantaría hasta diciembre, con lo cual, automáticamente y aún perdiendo como cabe esperar, quedaría erigido como genuino interlocutor de Chávez).
De otra suerte, el Petkoff respondón y altanero fue guardado en este comienzo de campaña. Ante los ataques más alevosos que he visto en televisión, actúa como si antes de arrancar el programa se hubiese tragado una prozac. No se sale de sus casillas. Está haciéndole caso al equipo que lo asesora. En ese sentido, también se la están jugando claramenete a establecerse como la contraparte de Chávez (y el imbécil político que es Borges grita cada día más fuerte). No puede negarse como exitosa la estrategia antagónica que está desarrollando Petkoff.
En su fuero interno, Petkoff está convencido de la invencibilidad circunstancial de Chávez (precios del petróleo en ascenso hace casi imposible una derrota en el contexto del desempeño social de Chávez). Sin contar con que cada día es más fuerte la adhesión al proyecto revolucionario venezolano en América y el Mundo.
La única ganancia de Petkoff (y también gana muchísimo Chávez) es compartir el país con Chávez. Petkoff pierde 60 a 40 y legitima su interlocución y desplaza de la arena al sinfín de patanes políticos llenos de las más insólitas inconsistencias, al estilo del joven Cipriano Heredia, abogado constitucionalista que siempre anda por ahí tirándoselas del tipo más recto que tiene el país. Y hay que verle la cara de embeleso, la aplanadora de sus manos aplaudiendo uno a uno los decretos de Carmona leídos por Daniel Romero. Cipriano estuvo en primera fila, fíjense bien en los paneos de cámara de ese día... ya está bueno por esta ocasión, ya vendrán nuevo balines.

miércoles, abril 05, 2006

Carta de una madre a los secuestradores de sus tres hijos

Este martes en la noche se confirmó el asesinato de los hermanos Faddoul y del chofer de la familia. Una noticia que, como pocas, descompone el cuerpo, vuelve trizas el ánimo, destroza a la Nación. El ministro Chacón refrenda lo que ya venía siendo una desgarradora sospecha en el día y ocurre la penumbra en el país. Un dolor colectivo se cuela en todos los hogares venezolanos. Son momentos en los que el espíritu individual se pone reflexivo tratando de hallar el porqué de esa miseria humana.
Y esta mañana, revisando las páginas de El Universal, descubrimos la carta que hace una semana le mandó la madre de los niños a los secuestradores. Destila e inocula un drama realmente insoportable, enloquecedor. No hay una sola manera de leer ese escrito sin reventar en llanto solidario, de rabia compartida.

"Ustedes no se imaginan el daño tan grande que produce un secuestro en una familia, y, por ende, en una sociedad tan hermosa como la de Venezuela. Bajo el nombre de Dios y con el nombre de miles de madres en todo el mundo, les quiero decir: los perdono. No soy nadie en este mundo. Todos somos extranjeros en la Tierra de Dios. Sólo Dios y los representantes de El, perdonan. Pero yo soy el mundo para Bryan, Kevin y Jason, y tengo la suficiente autoridad de perdonarlos. No sé quiénes son y no sé dónde están o en qué trabajan, cómo viven o cuál su religión, pero sí sé que ustedes tienen padres, hermanos, familia o hijos... bajo esta relación familiar que cada uno de ustedes tienen con sus seres queridos, les imploro misericordia. Les imploro misericordia por Bryan, que como ustedes deben saber es un muchacho excepcional y buen alumno; excelente hermano mayor y un buen hijo. Aparte de todo, se va a graduar dentro de poco con sus amigos del alma. Misericordia por Kevin que nació tristemente con una cruz, que con todo el dinero del mundo no pudimos eliminar la parálisis de su vida, pero con mucho amor, fe en Dios, pudimos compartir su carga y hacerla más liviana. Misericordia por Jason, quien fue un enviado por Dios para ayudarnos con la fuerte labor de Kevin y créanme que sí nos está ayudando muchísimo desde que nació. Misericordia por Miguel que es un excelente amigo y gran padre de dos hermosas criaturas, luchador día a día... No estoy destruida como muchos lo piensan. No he tomado ningún tipo de calmante. Sólo he tomado el calmante de la oración y de la fe. Ahora es que tengo suficientes fuerzas para sacar adelante a esas criaturas que hasta ahora no se preguntan por qué fueron arrancadas de nuestras vidas camino a su colegio... Ya ustedes señores secuestradores conocen a mis hijos. Saben que no son malos y saben que nacieron para no ser negociados... Si Dios los escogió para finalizar con la misión de esas criaturas, no puedo hacer nada para evitarlo. No soy nadie delante de ustedes ni delante de Dios. Sólo les suplico que lo hagan rápido y mientras ellos duermen, les suplico que le den una foto de cualquier santo para que no se sientan solos. Lo único que puedo yo hacer de mi parte es rezarle a sus ángeles para que la subida al cielo, sea rápida y hermosa...".

Enviada por Gladys Diab, el 22 de marzo