Cosa de dos meses estuve dándole reposo al cuerpecito y a la mente, pero ya estoy de vuelta de mis cuarteles de invierno, oteando el horizonte a la caza de nuevas aventuras profesionales a ver en qué nuevo puerto desembarco este año. Por lo pronto, por hoy -luego de comprar y ver la película Capote-, me devoró la novelita A sangre fría, hasta que por fin. Lo cual me lleva a afirmar: admirable la interpretación de Phillip Seymour Hoffman.
De lo demás, nada, puliendo el rifle viendo a ver dónde echo mis plomos.
Si se me permite, apenas incursionaré diciendo que no deja de sonarme ridículo Petkoff haciendo malabarismos para decir que la Misión Barrio Adentro en su santo lugar. Sin que a lo mejor haya razones para ello, me desconcierta ver al eternamente dueño del 6% histórico de la izquierda mencionar la palabra "cestaticket". Lo mismo que si viéramos a Marcel Granier declararse conmovido por la pobreza, ¿se capta la idea? Más petulancia no puede suponerse cuando se oye a Petkoff asegurar que él representa la izquierda moderna, renglón en el que èl mete a Lula, Bachelet (cada vez más excluye a Kirtner).
A los únicos que la candidatura de Petkoff parece haber afectado es a los batichicos de Primero Justicia, que al día siguiente salieron diciendo que sólo los jóvenes podrían generar un cambio en el país, que ellos y tan sólo ellos habían exigido condiciones al CNE para ir a las presidenciales (en este sentido, Petkoff no ha dicho mucho y es claro que si los números no les son tan catastróficos aguantaría hasta diciembre, con lo cual, automáticamente y aún perdiendo como cabe esperar, quedaría erigido como genuino interlocutor de Chávez).
De otra suerte, el Petkoff respondón y altanero fue guardado en este comienzo de campaña. Ante los ataques más alevosos que he visto en televisión, actúa como si antes de arrancar el programa se hubiese tragado una prozac. No se sale de sus casillas. Está haciéndole caso al equipo que lo asesora. En ese sentido, también se la están jugando claramenete a establecerse como la contraparte de Chávez (y el imbécil político que es Borges grita cada día más fuerte). No puede negarse como exitosa la estrategia antagónica que está desarrollando Petkoff.
En su fuero interno, Petkoff está convencido de la invencibilidad circunstancial de Chávez (precios del petróleo en ascenso hace casi imposible una derrota en el contexto del desempeño social de Chávez). Sin contar con que cada día es más fuerte la adhesión al proyecto revolucionario venezolano en América y el Mundo.
La única ganancia de Petkoff (y también gana muchísimo Chávez) es compartir el país con Chávez. Petkoff pierde 60 a 40 y legitima su interlocución y desplaza de la arena al sinfín de patanes políticos llenos de las más insólitas inconsistencias, al estilo del joven Cipriano Heredia, abogado constitucionalista que siempre anda por ahí tirándoselas del tipo más recto que tiene el país. Y hay que verle la cara de embeleso, la aplanadora de sus manos aplaudiendo uno a uno los decretos de Carmona leídos por Daniel Romero. Cipriano estuvo en primera fila, fíjense bien en los paneos de cámara de ese día... ya está bueno por esta ocasión, ya vendrán nuevo balines.