Este martes en la noche se confirmó el asesinato de los hermanos Faddoul y del chofer de la familia. Una noticia que, como pocas, descompone el cuerpo, vuelve trizas el ánimo, destroza a la Nación. El ministro Chacón refrenda lo que ya venía siendo una desgarradora sospecha en el día y ocurre la penumbra en el país. Un dolor colectivo se cuela en todos los hogares venezolanos. Son momentos en los que el espíritu individual se pone reflexivo tratando de hallar el porqué de esa miseria humana.
Y esta mañana, revisando las páginas de El Universal, descubrimos la carta que hace una semana le mandó la madre de los niños a los secuestradores. Destila e inocula un drama realmente insoportable, enloquecedor. No hay una sola manera de leer ese escrito sin reventar en llanto solidario, de rabia compartida.
"Ustedes no se imaginan el daño tan grande que produce un secuestro en una familia, y, por ende, en una sociedad tan hermosa como la de Venezuela. Bajo el nombre de Dios y con el nombre de miles de madres en todo el mundo, les quiero decir: los perdono. No soy nadie en este mundo. Todos somos extranjeros en la Tierra de Dios. Sólo Dios y los representantes de El, perdonan. Pero yo soy el mundo para Bryan, Kevin y Jason, y tengo la suficiente autoridad de perdonarlos. No sé quiénes son y no sé dónde están o en qué trabajan, cómo viven o cuál su religión, pero sí sé que ustedes tienen padres, hermanos, familia o hijos... bajo esta relación familiar que cada uno de ustedes tienen con sus seres queridos, les imploro misericordia. Les imploro misericordia por Bryan, que como ustedes deben saber es un muchacho excepcional y buen alumno; excelente hermano mayor y un buen hijo. Aparte de todo, se va a graduar dentro de poco con sus amigos del alma. Misericordia por Kevin que nació tristemente con una cruz, que con todo el dinero del mundo no pudimos eliminar la parálisis de su vida, pero con mucho amor, fe en Dios, pudimos compartir su carga y hacerla más liviana. Misericordia por Jason, quien fue un enviado por Dios para ayudarnos con la fuerte labor de Kevin y créanme que sí nos está ayudando muchísimo desde que nació. Misericordia por Miguel que es un excelente amigo y gran padre de dos hermosas criaturas, luchador día a día... No estoy destruida como muchos lo piensan. No he tomado ningún tipo de calmante. Sólo he tomado el calmante de la oración y de la fe. Ahora es que tengo suficientes fuerzas para sacar adelante a esas criaturas que hasta ahora no se preguntan por qué fueron arrancadas de nuestras vidas camino a su colegio... Ya ustedes señores secuestradores conocen a mis hijos. Saben que no son malos y saben que nacieron para no ser negociados... Si Dios los escogió para finalizar con la misión de esas criaturas, no puedo hacer nada para evitarlo. No soy nadie delante de ustedes ni delante de Dios. Sólo les suplico que lo hagan rápido y mientras ellos duermen, les suplico que le den una foto de cualquier santo para que no se sientan solos. Lo único que puedo yo hacer de mi parte es rezarle a sus ángeles para que la subida al cielo, sea rápida y hermosa...".
Enviada por Gladys Diab, el 22 de marzo
No hay comentarios.:
Publicar un comentario