martes, julio 06, 2010

ALIAS


¿Hay personajes en espacios de trabajo, en barrios, comunidades, pueblos y ciudades, encargados (especializados en) de bautizar a sus vecinos, compañeros y amigos con sobrenombres?


¿Quiénes son y cómo son estos especialistas? ¿Qué características los distingue? ¿Son en sí mismos unos personajes populares? ¿Qué los inspira para apodar a otros? ¿Qué incide en que sus apodos peguen, calen, que se queden en el tiempo?


¿Buscan afectar psicológicamente a sus apodados? ¿Cuál es el objetivo? ¿Logran ese impacto psicológico? ¿Existen casos de apodados que hayan merecido atención psicológica?


¿El apodo es un atributo en función del físico o del carácter? ¿Ambos casos? ¿Los apodos logran suplantar la identidad verdadera? ¿Debe evitarse apodar a un niño (en edad escolar) para evitarle posibles traumas?


¿El adulto se resiste al apodo? ¿Mientras más se resiste, ¿más víctima fácil? ¿Causar enojo en la víctima es síntoma de que el apodo ha funcionado?


¿El apodo trasciende a situaciones conflictivas? ¿Hay reyertas entre el apodador y el apodo? ¿Esto ha sido de rupturas amistosas y familiares? ¿Guarda rencor el apodado de su apodador?

¿Es el apodo parte intrínseca de la cultura (del modo de ser) del venezolano, del latinoamericano, del ciudadano del mundo? ¿Los entornos u contextos inciden en los apodos? ¿Un apodo de la infancia o adolescencia queda para siempre?


¿Hay apodos generalizados que se corresponden a una actitud y que se endilgan indistintamente a varias personas, aunque no se corresponda en lo físico ni con el carácter?

¿Qué tan reincidente es el hecho de que una vecindad o espacio de trabajo no conozca el nombre verdadero de un apodado? Ah, ¿pero tú te llamas Luis? Coño, tanto tiempo sin saberlo y llamándote “Casi Loco”.

¿Los alumnos apodan indefectiblemente a sus maestros y profesores? ¿Y los padres apodan a sus hijos y viceversa? ¿Y entre hermanos? ¿Y los amantes?

¿A ti cómo te dicen? ¡Echa tu cuento como es!

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