Busco y busco y no logro determinar a qué autor es que supongo yo pertenece la frase que he puesto de titular hoy. Pero si fuera que no pertenece a nadie, y que seguramente ha estado rondando en mi mente mucho tiempo sin que hasta ahora hubiera podido exorcizarla, pues bien, me celebro la ocurrencia.
Evoco el tema de la tristeza porque no hay mejor pincel para autoretratarme en estos momentos. Atravieso, como diría un narrador tropical, fuertes tempestades y, prácticamente, estoy dejando el timón a su antojo.
Desde luego, hace ya mucho tiempo que dejé atrás los pruritos que en un tiempo significaban el reconocerse una persona triste. "Ese muchacho sí es triste", alcanzaba a decir algún vecino malicioso, y acto reflejo trataba uno de colocarse una sonrisa de comercial de pasta dental para quitarse el bendito estigma de encima.
De hecho, pasado el tiempo y habiéndome hecho yo firme en la asunción de la tristeza como forma de vida, creo que logré cambiar algunas visiones de vida. Por ejemplo, el de una novia errática (valga el pleonasmo) a la que una noche aplasté como una cucaracha cuando me preguntó que por qué estaba triste.
Porque me gustaba, le dije, y vayan ustedes a suponer el desconcierto de la nena. Entonces saqué mis discursito según el cual la tristeza es el mejor de los estados de ánimos porque te mantiene sublimado y raptado. Que la tristeza, sin ir muy lejos, era una muy genuina manera de estar contentísimo. Al coño las convenciones.
Aquella mujer se desorbitó quietamente. Pero me compró la idea y cuando al cabo de muchísimo tiempo logro verla (cada vez más difícil, porque instaló nido de amor en México), me dice: "Gracias por la tristeza". Estoy triunfando, me digo cuando en ello pienso, porque mira que inocularle tristeza a una mujer es una misión extremo difícil (la mujer suele resolverlo todo con un gesto alegre).
Y qué decir de la cerrada influencia de Sabina en cuantiosas vidas. Sabina es una tristeza completica que camina sobre dos paticas. Tiene una frase elocuentemente criminal: "Perdonen la tristeza".
1 comentario:
La tristeza debería ser el estado habitual de los seres humanos en esta época de tristeza, dolor e injusticia. Así, tal vez se buscaría cómo paliar el sufrimiento universal de los seres. Y yo, como argentina, siento una profunda desolación cada mañana, cada despertar, al pensar en la desgracia de este mi país cuando lo dirigen seres incultos, egoístas, maliciosos, hipócritas, sin el menor sentido del deber y de la necesidad de bregar por el bien común. Sólo hacen actuar su soberbia, su resentimiento mezquino, sus intereses individuales o grupales.
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