Por: Ildefonso Finol
Este libro -que ya salió de imprenta- lo escribí en 2004.
Este libro -que ya salió de imprenta- lo escribí en 2004.
Unos amigos lo llevaron a El Perro y La Rana junto a otros textos míos para cham@s. Publicaron sólo "Décimas para acercarse al universo" (segunda edición). Me enteré al verlo en un estante de la Librería del Sur en Coro. Compré uno y le firmé otro a la niña recién nacida de la pareja que lleva la librería.
La editorial nunca me avisó de su publicación. Un día que fui a Caracas -esa bella, limpia y productiva capital capitalista- pasé por la editorial y hablé del asunto con la asistente de Miguel Márquez, la amable compañera llamó a depósito y me "dieron" 50 libritos.
El señor que me los trajo me insistió que esos "50" correspondían al 10% de la edición por derechos de autor.
Yo traté de explicarle que el 10% de 5.000 eran quinientos.
Pero él en tono severo me exigió que firmara la constancia de los "50" y que después viera lo demás con sus superiores.
El amigo Danibal Reyes, con quien conversaba en ese momento, me dijo que allí no hacían tirajes de 5.000 ejemplares. No sé, pero así se lee en la tapa del librito (silence).
Por eso será que soy más poeta que economista.
Pues te contaba que mis amigos Francis Jiménez y Luis Darío Bernal, con el mayor amor -como todo lo que hacen- llevaron mis textos a la editorial.
Qué te puedo decir de lo que me pasó con este Náufrago de cinco siglos...
La editorial nunca me avisó de su publicación. Un día que fui a Caracas -esa bella, limpia y productiva capital capitalista- pasé por la editorial y hablé del asunto con la asistente de Miguel Márquez, la amable compañera llamó a depósito y me "dieron" 50 libritos.
El señor que me los trajo me insistió que esos "50" correspondían al 10% de la edición por derechos de autor.
Yo traté de explicarle que el 10% de 5.000 eran quinientos.
Pero él en tono severo me exigió que firmara la constancia de los "50" y que después viera lo demás con sus superiores.
El amigo Danibal Reyes, con quien conversaba en ese momento, me dijo que allí no hacían tirajes de 5.000 ejemplares. No sé, pero así se lee en la tapa del librito (silence).
Por eso será que soy más poeta que economista.
Pues te contaba que mis amigos Francis Jiménez y Luis Darío Bernal, con el mayor amor -como todo lo que hacen- llevaron mis textos a la editorial.
Qué te puedo decir de lo que me pasó con este Náufrago de cinco siglos...
Un día que pasaba a saludar a mis amigos de A Plena Voz, con quienes colaboro de puro amor al arte sin cobrar nada desde sus comienzos y aprecio mucho el trabajo de Willian Osuna y Héctor Seijas, me topé con la FUNCIONARIA que tenía a su mando mis textos. La chica me dijo respecto al Náufrago de cinco siglos: "Que no se va a publicar, porque no es posible que un niño de nueve años sepa tanto de historia". Yo me quedé así como entre perplejo y arrecho mirando la carita lánguida y estoica de la FUNCIONARIA.
Recordé tantas cosas vividas en ese momento que sería muy largo -y obsceno- contar. Lo resumiré diciendo que me sentí como el personaje central de Kundera en La Broma.
Lo único que recuerdo fue que le dije a la FUNCIONARIA que qué le parecía si "le poníamos al chamo una capa que le sirviera para hacerse invisible y lo convertíamos en tremendo mago". Tal vez así lo publicaría por mayor verosimilitud.
A la FUNCIONARIA no le llamó la atención, ni le pareció insolente, que en el libro un loro llamado Gardel, fuese un erudito en historia y lo parlara en mera versificación rimada; es decir, en décima maracucha...
Lo que le motivó a CENSURAR al Náufrago de cinco siglos, fue el hecho de que existiera un chamo de 9 añitos que se interesara tanto por la historia.
Bueno, Laura, disculpa la cháchara, pero esa es la historia de este pequeño libro amoroso del cual te hablo.
Se ha publicado gracias al tremendo esfuerzo de la Cooperativa Ñángara que hemos fundado junto a panas y familiares, y al Fondo Editorial Cacique Nigale, que yo mismo fundé hace una década para caminar por el sendero luminoso de la creación libertaria.
Estamos endeudados pero contentos. Y, aunque no ganemos dinero, ganaremos el brillo de los ojos de nuestr@s lector@s, que vale más que el oro y la plata juntos.
Recordé tantas cosas vividas en ese momento que sería muy largo -y obsceno- contar. Lo resumiré diciendo que me sentí como el personaje central de Kundera en La Broma.
Lo único que recuerdo fue que le dije a la FUNCIONARIA que qué le parecía si "le poníamos al chamo una capa que le sirviera para hacerse invisible y lo convertíamos en tremendo mago". Tal vez así lo publicaría por mayor verosimilitud.
A la FUNCIONARIA no le llamó la atención, ni le pareció insolente, que en el libro un loro llamado Gardel, fuese un erudito en historia y lo parlara en mera versificación rimada; es decir, en décima maracucha...
Lo que le motivó a CENSURAR al Náufrago de cinco siglos, fue el hecho de que existiera un chamo de 9 añitos que se interesara tanto por la historia.
Bueno, Laura, disculpa la cháchara, pero esa es la historia de este pequeño libro amoroso del cual te hablo.
Se ha publicado gracias al tremendo esfuerzo de la Cooperativa Ñángara que hemos fundado junto a panas y familiares, y al Fondo Editorial Cacique Nigale, que yo mismo fundé hace una década para caminar por el sendero luminoso de la creación libertaria.
Estamos endeudados pero contentos. Y, aunque no ganemos dinero, ganaremos el brillo de los ojos de nuestr@s lector@s, que vale más que el oro y la plata juntos.
Un abrazo.
1 comentario:
Esto te quedó muy bueno: Yo me quedé así como entre perplejo y arrecho mirando la carita lánguida y estoica de la FUNCIONARIA. Jajajajaja. Dimie donde se puede conseguir la hisotria del niño historiador, por favor.
Saludos
Mecha
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